¿Eres nuevo en el mundo de la franquicia y te haces mil preguntas sobre los pasos que debes dar para convertirte en franquiciado? Así es como funciona.


Con una duración media de seis a doce meses, el proceso previo a la apertura de una franquicia se desarrolla por etapas.

Antes de crear una empresa de cualquier tipo, es importante que te hagas las preguntas adecuadas para hacer balance de tu situación personal y profesional, y evaluar tu idoneidad como empresario. ¿Tengo los hombros y las capacidades para asumir este papel? ¿Tengo una familia y unos amigos que me apoyan? ¿Tengo estabilidad y capacidad financiera para llevar a cabo mi proyecto? ¿He comprendido bien los compromisos que implica la franquicia? Si la respuesta a alguna de estas preguntas es negativa, estaríamos asumiendo un riesgo innecesario.

A menudo, la franquicia permite a los empresarios cambiar de rumbo y emprender una actividad completamente nueva que se ajusta mejor a sus deseos y/o pasiones. Los franquiciadores suelen preferir hacerlo así para poder formar a sus franquiciados desde cero, eliminando el riesgo de “malos” hábitos adquiridos en experiencias anteriores.

Elegir tu sector de actividad también significa no dejarte deslumbrar por conceptos que cabalgan sobre modas pasajeras, o que se basan en legislaciones que todavía se están estudiando en Francia o en Europa. Es esencial dedicar tiempo a estudiar los posibles escenarios de este tipo de mercado.

Elegir un franquiciador es un proceso meticuloso, y a menudo se compara la franquicia con un matrimonio. Porque, más allá del concepto, la franquicia tiene que ver con las relaciones humanas: tener una buena relación y valores similares con tu franquiciador es una de las claves del éxito. Lo mismo se aplica al equipo del franquiciado, ya que éste trabajará a su lado a diario. Hablar con ellos en varias ocasiones, hacer tantas preguntas como sea posible, pero también conocer a franquiciados en funcionamiento, y probar la inmersión, si es posible, son aspectos esenciales para tomar la decisión correcta.

Dependiendo de si vas a lanzar tu empresa solo o con socios, de la cuantía de la inversión y de otra serie de criterios claramente definidos, debes optar por un estatuto de sociedad -SARL, SA, SAS/SASU, SNC- o por un estatuto de empresario individual -EI, EIRL-. Para elegir la fórmula que mejor se adapte a tu situación personal, no dudes en pedir consejo a un experto (un abogado o un censor jurado de cuentas, por ejemplo).

No se trata de lanzarse a ciegas: el estudio de mercado es esencial si quieres saber si tu empresa tiene posibilidades de ser sostenible en una determinada zona de influencia, en función de las características precisas del mercado local. ¿Quiénes son tus competidores y quiénes son tus clientes? Éstas son las dos preguntas clave que hay que plantearse al crear una nueva empresa.

Lo mismo ocurre con el plan de empresa y las previsiones financieras, que, una vez elaborados, se utilizan tanto para convencer a los banqueros de que financien el proyecto como para ayudar a gestionar el futuro negocio.

Más allá de la relevancia de un proyecto bien preparado, la contribución personal necesaria para convencer a los bancos se estima en torno al 30% de la inversión total. Pero, en general, es más fácil convencerles sobre un proyecto de franquicia, puesto que el concepto ya ha demostrado su valía.

Además, algunos franquiciadores tienen asociaciones con instituciones bancarias, y también es posible recurrir a un agente de financiación empresarial para llevar las negociaciones a buen puerto.

Los locales y su ubicación también son una parte esencial del éxito de un negocio. El local debe corresponder en todos los aspectos a los criterios facilitados por el franquiciador, y el estudio del mercado local ayuda a elegir la ubicación ideal.

La marca puede apoyar y asesorar a sus franquiciados en el proceso de búsqueda, y a veces incluso tiene un departamento dedicado a la selección de locales.

Al menos 20 días antes de firmar el contrato de franquicia, el futuro franquiciado recibe del franquiciador el DIP, o documento de información precontractual. Introducido por la ley Doubin, este precontrato te permite comprometerte con conocimiento de causa, proporcionándote información clave para el futuro. La lista de dicha información está regulada por el Código de Comercio francés. Esta información se refiere ampliamente a :

Éste es el momento clave en el que el candidato tendrá que aclarar con el franquiciador cualquier zona gris que quede, o incluso negociar ciertos puntos. Una vez más, es aconsejable buscar asesoramiento experto para estudiar el DIP y luego el contrato punto por punto antes de firmarlo.

La transmisión del saber hacer es uno de los aspectos clave de la franquicia y, por tanto, una de las obligaciones del franquiciador. Son momentos privilegiados de intercambio durante los cuales, además de descubrir las claves del concepto y las herramientas propias de la red, el franquiciado forja vínculos con el equipo del franquiciador Esto es especialmente cierto si la red forma a las nuevas promociones de franquiciados y recurre a la formación práctica.

A partir de entonces, el propietario del proyecto recibirá apoyo de la marca, asesoramiento de los gestores de la red y, en la mayoría de los casos, sesiones de formación continua.

Por supuesto, la aventura empresarial no termina el día de la inauguración: ahí es cuando empieza todo. Una vez que el negocio esté en marcha, el empresario podrá pensar en cómo invertir en el desarrollo y la evolución de la red, si el franquiciador deja esto en manos de los franquiciados, o plantearse la multifranquicia, por ejemplo. ¡A él le toca escribir su propia historia!

Découvrez la newsletter 100% franchise

Je m'abonne à la newsletter
cross