En el mundo de los negocios, la toma de decisiones es el pan de cada día. Desde la elección de la estrategia a seguir hasta la forma de dirigir el equipo del trabajo, pasando por el nombre de la empresa o incluso la gestión de los recursos de la misma. E inevitablemente unido a este proceso se encuentra un factor tan determinante como las expectativas. Estas moldean la forma en que nos decantamos por unas decisiones u otras, asumimos los riesgos y medimos los resultados de nuestros éxitos o fracasos. Entender por tanto su papel es clave para cualquier emprendedor a la hora de iniciar y gestionar una franquicia, resultando determinante en cómo afrontaremos los diferentes desafíos que nos encontremos en el camino.
La influencia (silenciosa) de las expectativas
Podríamos decir que las expectativas actúan como una brújula interna que dirige nuestras acciones y decisiones a la hora de dirigir una empresa. Con ellas anticipamos mentalmente cómo se desarrollarán las cosas, lo que esperamos obtener tras nuestro esfuerzo e incluso qué obstáculos estamos dispuestos a tolerar.
Expectativas en franquicias
En el contexto de las franquicias, las expectativas pueden estar relacionadas, por ejemplo, con la rentabilidad que esperamos el primer año de apertura o el tipo de respaldo que creemos que tendremos por parte de la marca con la que empezamos a trabajar. Sea como sea, lo importante es que estas se encuentren bien fundamentadas: cuando son realistas, se convierten en una poderosa herramienta de motivación; pero si son demasiado utópicas, pueden desencadenar sentimientos de frustración, decisiones impulsivas y en algunos casos hasta el abandono del proyecto.
Un punto de optimismo, sin embargo, siempre es positivo para cobrar el empuje necesario. Así al menos lo considera Roberto Sánchez-Casas, abogado, administrador de fincas y empresario, quien, basado en sus años de experiencia a la hora de manejar diferentes proyectos de negocio, lo tiene bastante claro: “Yo siempre entiendo que todo en la vida se debe enfocar con altas expectativas. Si no buscas ser sobresaliente, no llegarás ni al aprobado. Por eso, en cualquier cuestión de la vida debes tener las miras muy altas, pero con los pies puestos en la tierra. Antes de empezar ningún negocio tienes que ver todas las opciones, e incluso las que no se ven a simple vista, para esperar lo peor. Pero si lo tienes todo controlado, y tienes fuerzas y ganas de trabajar, es raro que un negocio te pueda salir mal”.
La importancia de saber distinguir
Discernir entre expectativas realistas, con cierto punto de entusiasmo, e irreales se antoja por tanto fundamental. Las primeras se basan en datos, análisis de mercado y experiencias previas. Un ejemplo claro sería esperar recuperar una inversión inicial de una franquicia en 18 meses después de haber estudiado los informes financieros de la marca y su capacidad de atracción, comprobando por tanto que es algo viable.
Las irreales, por su parte, suelen estar alimentadas por un entusiasmo inicial desmedido o incluso por una interpretación sesgada de la información disponible. Pensar por ejemplo que una franquicia duplicará ingresos sin una estrategia sólida detrás bien podría ser una meta desconectada de la realidad.
Una buena manera, por tanto, de evitar esto es fijar unos objetivos concretos que puedan evaluarse a lo largo del tiempo. En lugar, por ejemplo, de decir que deseamos una franquicia exitosa, lo interesante es marcarse el objetivo de incrementar las ventas un porcentaje determinado en un periodo de tiempo específico. Estas metas deben estar alineadas siempre con el sector en el que se trabaja y el soporte que ofrezca la franquicia, y se encargarán de ir construyendo un camino compuesto por pequeños logros que den sensación de control y refuercen la motivación.
¿Y cuando las expectativas realistas no se cumplen?
Incluso contando con una buena planificación, no siempre salen las cosas como se espera. Pueden surgir diversas contrariedades por el camino que dificulten alcanzar nuestras metas u objetivos o simplemente encontrarnos con que los resultados tardan más de lo esperado en llegar. Cuando esto ocurre, el impacto emocional puede ser importante: desilusión, culpa, dudas…
En esos momentos, resulta importante no caer en el pesimismo y gestionar bien la desmotivación, ya que no hacerlo puede derivar en una espiral de malas decisiones. “Es fácil que determinados días te entren ganas de tirar la toalla, pero el que se siente empresario, y tiene los números y los pormenores bien estudiados, supera rápidamente esos días de desmotivación”, apunta Sánchez-Casas.
¿Cómo se pueden manejar este tipo de situaciones?
- Reevaluando la situación con objetividad: ¿qué punto se puede volver a revisar? ¿qué factores no se están considerando?
- Hablando con otros compañeros o franquiciados: compartir experiencias siempre ayuda a relativizar y encontrar soluciones.
- Ajustando las metas: ser flexible es una gran virtud. En lugar de abandonar un objetivo, adáptalo.
- Recordando por qué empezaste: poner el foco en la visión inicial del proyecto.
La experiencia ha enseñado a Sánchez-Casas que no estamos libres de la sensación de desánimo, pero no tiene por qué arrastrarnos: “Todos somos humanos, y es verdad que el humor o el estar bien o mal de manera personal puede afectar a tu negocio, pero cuando las personas dependen de ti, de tu fuerza; cuando el proyecto tiene las líneas bien establecidas, y, sobre todo, cuando disfrutas con tu negocio, nunca deberías desmotivarte [al 100%]”.
Gestionar expectativas: la clave para resistir en una franquicia
En definitiva, la forma en la que construimos y gestionamos las expectativas determinará la manera en que hacemos frente a la red de franquicias de la que formas parte. Cuando existen unas metas ajustadas y realistas conformes al negocio, las probabilidades de que este prospere son mucho mayores.
Hay que tener presente que emprender bajo el cobijo de una franquicia no siempre garantiza resultados, pero sin duda, podemos comprar muchos más boletos ganadores si se hace sobre una base sólida. Solo así podremos hacer frente incluso a los distintos reveses que surgen, no dejando que la desmotivación haga mella ni sabotee nuestros planes.
Y es que saber lo que es razonable esperar es un acto de responsabilidad que todo emprendedor debería tener presente desde sus inicios.
Nuestro resumen en 5 puntos clave por L’Express Franchise IA
(verificado por nuestra redacción)
Aquí tienes un resumen en cinco puntos clave del artículo sobre el tema: Expectativas en la toma de decisiones: las claves para afrontarlo en franquicia.
La importancia de las expectativas: Las expectativas actúan como una brújula interna que guía nuestras decisiones y nos ayuda a anticipar resultados, definir riesgos y mantenernos motivados en la gestión de una franquicia.
Diferenciar expectativas realistas e irreales: Es fundamental basarse en datos, análisis y experiencia para establecer metas alcanzables, como recuperar la inversión en un plazo determinado. Las expectativas irreales, alimentadas por entusiasmo desmedido, pueden generar frustración y frustrar el crecimiento.
Cómo gestionar las expectativas cuando no se cumplen: Es normal que algunos resultados tarden más o no lleguen según lo planeado. La clave está en evaluar objetivamente, ajustar metas y recordar el motivo inicial para mantener la motivación y evitar decisiones impulsivas o pesimistas.
La actitud ante los contratiempos: La flexibilidad, la capacidad de adaptarse y la gestión emocional son esenciales. Compartir experiencias con otros franquiciados y enfocarse en los logros pequeños ayudan a mantener una mentalidad positiva frente a los obstáculos.
La gestión de expectativas, clave para el éxito: Construir metas realistas y bien fundamentadas aumenta las probabilidades de prosperar en una franquicia. La responsabilidad de gestionar correctamente las expectativas desde el inicio ayuda a resistir los altibajos y a sostener el crecimiento a largo plazo.