En un contexto de interrupciones del suministro e inflación, con precios de la energía disparados y subidas significativas del coste de las materias primas, franquiciadores y franquiciados deben avanzar de la mano.
“Todos los minoristas se enfrentan al problema del aumento de los costes de la energía, las materias primas y los salarios”, afirma Nathalie Dubiez, cofundadora de Alyxir, consultora especializada en el apoyo a directivos y organizaciones. “Como franquiciado o franquiciador, trabajamos duro para estabilizar nuestros resultados en una situación de inflación elevada, como nunca antes habíamos visto”, confirma David Giraudeau, Director General de La Mie Câline, una red de bocadillos y comida rápida con más de 240 establecimientos en Francia. Los sectores que consumen mucha energía, como panaderías y restaurantes, se ven especialmente afectados. En este entorno inflacionista, el impacto de los gastos generales en la cuenta de resultados se va a notar cada vez más”, dice Stéphanie Pizzutti, contable de Fiducial. Habrá que hacer sutiles equilibrios para mantener un margen decente y un resultado aceptable, conservando al cliente”.
2023, “el gran desconocido
La Mie Câline ha optado por concentrarse en sus fórmulas de gama básica y media – “Malin” y “Extra”-, aumentándolas 1,20 euros y ofreciendo menos fórmulas “chic”. Sin embargo, como “marca popular”, la empresa debe seguir ofreciendo “precios aceptables para los clientes para evitar pérdidas de volumen”, explica el franquiciador. Es imperativo que las redes consigan mantener el atractivo de sus puntos de venta, “mejorando los servicios y la experiencia del cliente”, afirma Nathalie Dubiez.
La Mie Câline ha optado por mantener la misma política de abastecimiento, no reduciendo sus volúmenes ni cambiando sus suministros: “Tenemos que mantener nuestra promesa al consumidor no cambiando la calidad del producto ni la calidad de la acogida”, admite David Giraudeau. Hasta ahora, en respuesta a la inflación, algunas redes habían previsto no sólo la escasez de materias primas y la consiguiente interrupción del suministro, sino también la subida de los precios. Para conseguirlo, o bien han “sobreabastecido determinados productos, asegurándose así el suministro y el precio de compra hasta finales de 2022, o bien han negociado un precio o volumen de compra con los proveedores hasta el 31 de diciembre”, explica Stéphanie Pizzutti. Pero para el censor jurado de cuentas, 2023 sigue siendo “la gran incógnita”.
La factura energética se triplica
Si La Mie Câline, que ha aumentado sus precios alrededor de un 10% en sus tiendas en 2022, ha conseguido absorber el aumento de los precios de sus proveedores, en 2023 habrá que añadir el coste de la energía. [et] Véronique Buhot, Delegada General de la Fédération française de la Franchise (Federación Francesa de la Franquicia), ha expresado en las columnas de Le Figaro su preocupación por ciertas redes “que sufren subidas de precios multiplicadas por cinco o por diez y corren el riesgo de tener resultados netos negativos”.
Como franquiciador y fabricante, nuestra factura energética pasará de 1,5 millones de euros a 4,5 millones el1 de enero de 2023″, afirma David Giraudeau. Para los franquiciados, el impacto dependerá de su situación individual y de la fecha de renovación de sus contratos de energía. Para ello, la red está estableciendo modelos económicos, considerando que “para los menos afortunados, el coste de la energía se multiplicará por tres respecto a 2022”. Son costes inevitables que la marca, como principal proveedor de la red, no puede evitar. “Consumimos mucha energía en la producción y el almacenamiento, porque trabajamos con productos congelados y los almacenamos para todos nuestros franquiciados”, explica. En respuesta, prevé una nueva subida de tipos del 7-8% el 1 de enero. Aunque los franquiciados siguen siendo libres de fijar sus propios precios de venta. A pesar de una serie de buenas prácticas, como el ahorro de energía mediante el mantenimiento de los compresores que producen el frío, la instalación de iluminación LED o la optimización y el control de la iluminación, la red se enfrenta a los mismos problemas que sus franquiciados.
“Compartir el esfuerzo
“Aunque algunos franquiciadores hayan podido absorber parte del aumento de ciertos costes en 2022, como los gastos de entrega por la subida del precio del combustible, no podrán seguir haciéndolo a largo plazo”, reconoce Stéphanie Pizzutti. Tanto más cuanto que los ajustes de precios de La Mie Câline siguen siendo inferiores a la inflación sufrida por la marca: en 2022, la red sólo repercutió en sus franquiciados el 60% del aumento total sufrido. ¿Su regla de oro? “Compartir el esfuerzo”.
Además de esta ayuda económica, la sede de la red proporciona apoyo a sus tiendas. “Es especialmente complicado para los minoristas evaluar el impacto de esta situación en su modelo de negocio”, admite David Giraudeau. Está desplegando a sus equipos sobre el terreno y a sus censores jurados de cuentas acreditados para ayudar a los franquiciados a elaborar una política de precios que les permita dirigir un negocio sostenible durante 2023. Nathalie Dubiez se lamenta: “Pocas cadenas disponen de un sistema de seguimiento de los ratios empresariales, económicos y financieros. Deben permitir que sus franquiciados los controlen, así como su tesorería, con un seguimiento preciso para hacer frente a los altibajos del negocio”.
En una situación tensa, estas herramientas de gestión y sistemas de información para controlar la actividad empresarial y dirigir los márgenes y el flujo de caja son esenciales. Los minoristas también pueden implantar herramientas innovadoras y soluciones tecnológicas para aligerar y mejorar los procesos administrativos tradicionales y aumentar la productividad reduciendo sus costes. Lo que antes era “bonito de tener” se ha convertido en “imprescindible”. “Una de las formas de recuperar la rentabilidad a nivel del responsable de la red y de los franquiciados es digitalizar y automatizar determinadas funciones, la gestión de stocks o los procesos operativos, e incluso los procesos específicos de la franquicia, como el desarrollo -herramientas de aplicación digital-, la modelización de los procesos jurídicos o el know-how”, concluye Nathalie Dubiez.
Otro efecto negativo de la inflación es el aumento de los salarios. Aunque las empresas están obligadas a repercutir los aumentos sucesivos de los salarios bajos, sobre todo el salario mínimo en las redes de servicios a las personas, existen “otras soluciones, como los paquetes de ahorro o previsión, para proporcionar una forma de seguridad financiera a los trabajadores”, afirma Nathalie Dubiez. La red La Mie Câline ha decidido aumentar los salarios un 7% en la sede de la red. Pero el riesgo es entrar en “una espiral inflacionista”, advirtió Emmanuelle Auriol, economista y profesora de la Escuela de Economía de Toulouse (TSE), en franceinfo el 24 de junio.