Reducir las barreras de entrada a marcas permite la expansión de los negocios, aunque obliga a extremar la vigilancia con los recién llegados.
Empezar siempre cuesta: el primer día de colegio es el más traumático, el primer día de gimnasio es el más duro, el primer día de dieta es el más difícil. Cuando se trata de poner en marcha un negocio, la emoción de iniciar un nuevo proyecto palidece con frecuencia ante la inquietud que supone muchas veces poner en riesgo el patrimonio propio. Eso sí, hay situaciones más favorables que otras. Abrir una franquicia, por ejemplo, puede tener muchos de los inconvenientes que tiene iniciar todo negocio, pero permite hacerlo con la tranquilidad de contar con el respaldo de una marca que no solo da su saber hacer al franquiciado, sino que le proporciona el respaldo de su prestigio.
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Ventajas de mantener cánones de entrada bajos
Y si a cambio de esto hay que pagar poco, mejor. Porque algo que no siempre se tiene en cuenta es que entrar en una franquicia vale dinero. A esta cantidad se la conoce como canon de entrada, que no es otra cosa que la cantidad que el franquiciado paga al franquiciador a cambio de la explotación de su marca y de lo que en el mundo empresarial se conoce como know-how, es decir, el conocimiento de la gran empresa de cómo deben ser los procesos, cómo hay que hacer las cosas para alcanzar el éxito o, al menos, estar en disposición de alcanzar los objetivos.
“Las franquicias con cánones de entrada bajos ofrecen una clara ventaja inicial: reducen la barrera de acceso y permiten que más emprendedores puedan incorporarse al modelo sin necesidad de una gran inversión. Eso amplía el abanico de posibles franquiciados, lo que facilita crecer rápido en número de unidades y en presencia de marca”, explica Pablo Aljaro, CEO de Mejoradora, una franquicia que se dedica a asesorar a sus clientes para que ahorren a través de una reducción de su consumo energético. Hoy, cuentan con más de 20.000 clientes.
En el caso de Mejoradora, el canon de entrada está en unos 5.000 euros. “La decisión de establecer este canon de entrada viene de un equilibrio entre dos factores: por un lado, queremos que sea una inversión asumible para que personas con talento comercial y sin necesidad de grandes recursos puedan unirse; por otro, debe ser lo bastante significativa como para garantizar el compromiso del franquiciado y que valore la oportunidad que se le ofrece”, ahonda Aljaro.
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¿Por qué un canon reducido impulsa la expansión de una franquicia?
Un canon de entrada más barato permite una rápida expansión de la marca por una simple cuestión numérica: a más franquiciados, más presencia. Esto permite a su vez diversificar más el negocio. Al reducir el desembolso inicial, algunos franquiciados pueden plantearse abrir más de una unidad o multiplicar su inversión en diferentes marcas dentro de la misma red, lo que puede resultar decisivo para el crecimiento de la marca.
El menor riesgo financiero para el franquiciado permite además destinar más recursos a los gastos operativos, lo que aumenta las posibilidades de éxito. Por otro lado, un canon de entrada bajo permite también una recuperación de la inversión más rápida, lo que favorece alcanzar antes el punto de equilibrio (lo que se conoce en el mundo de la empresa como break even, el punto en el que el negocio deja de perder dinero). Esto resulta especialmente atractivo en contextos de incertidumbre económica o en mercados competitivos.
Pero no todo son ventajas…
Establecer cánones de entrada bajos, es decir, bajar la barrera de entrada a potenciales franquiciados, también puede traer consigo alguna dificultad. El CEO de Mejoradora lo ve claro: “También hay que valorar el riesgo: cuando el canon es muy bajo, se corre el peligro de atraer perfiles que no estén suficientemente comprometidos o que vean la franquicia como una apuesta barata en lugar de como un proyecto serio a largo plazo”. En estos casos, explica, una apuesta fallida puede afectar tanto a la calidad de la red como a la reputación de la propia marca. La solución, dice, pasa por vigilar: “Claramente se debe estar atento en el proceso de aceptación o incorporación de un franquiciado nuevo”.
Qué sectores mantienen bajo su canon de entrada
Con todo, la opción de mantener un canon de entrada bajo sigue resultando atractiva para muchas franquicias. “Si miramos el mercado, los sectores donde más se ven cánones bajos suelen ser aquellos con modelos de negocio poco intensivos en inversión inicial: servicios, asesoría, formación, consultoría, restauración rápida de formatos pequeños o negocios digitales. En cambio, en sectores como hostelería tradicional, retail de moda o gimnasios, lo normal es encontrar cánones más elevados por la envergadura de la inversión”, recuerda el directivo de Mejoradora.
Ejemplos de franquicias con canon de entrada bajo o que no lo piden
Punto Ahorro, una empresa de venta de servicios para hogar y empresas cuyo canon de entrada ronda los 8.500 euros. En su caso, el canon se reinvierte además totalmente en el franquiciado a través de formación, material y apoyo in situ con visitas regulares, entre otros muchos servicios.
Pero hay más casos: Ideas Peregrinas, un negocio que combina alojamiento y gastronomía en un espacio vinculado al Camino de Santiago, pide 10.000 € de canon.
No confundir el canon de entrada con el aporte propio
El canon de entrada es la cantidad que se paga al franquiciador por usar su marca y acceder a su know-how, mientras que el aporte personal (o inversión propia) forma parte de la inversión total necesaria para montar el negocio (local, equipamiento, stock, etc.). Es el capital que el franquiciado debe aportar de su bolsillo para poder abrir y operar la franquicia. Este aporte suele representar un porcentaje de la inversión total (el resto puede financiarse con crédito o ayudas), y refleja el grado de compromiso económico del franquiciado.
Las hay sin canon de entrada, como las franquicias de chocolatería Leonidas o la marca de fabricación de cocinas y muebles de hogar, Mobalpa e Ixina. Además, en el sector de la alimentación, es habitual que las grandes marcas no exijan el pago de ese canon. Es el caso de Caprabo, Alcampo o Eroski, entre otras, de acuerdo con la Asociación Española de la Franquicia. Mientras que en el mismo sector, Dia pide 300 €.
El canon de entrada tampoco supera los 10.000 € en las franquicias de cosmética, Yves Rocher (5.000 €). Mientras que la marca de peluquerías Oh my cut! pide 10.000 € para entrar en su franquicia.
En el sector de la dietética y parafarmacia, La Ventana Natural, que cuenta con más de 130 franquicias en España, incluye un canon de entrada de 4.000 €. En hostelería, destaca por su bajo canon de entrada smöoy, donde para servir sus yogures helados en franquicia habrá que desembolsar 8.000 €.
Nuestro resumen EN
5 puntos clave
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(Verificado por nuestra redacción)
Aquí tienes un resumen en cinco puntos clave del artículo sobre el tema: Abrir una franquicia por menos de 10.000 euros de canon de entrada.
Accesibilidad
Un canon de entrada bajo reduce las barreras para nuevos franquiciados.
Crecimiento
Más franquiciados implican mayor presencia y expansión más rápida.
Equilibrio
El canon debe ser asumible pero suficiente para garantizar compromiso.
Riesgo
Un canon muy bajo puede atraer perfiles poco implicados o inestables.
Sectores
Servicios, restauración rápida y consultoría son los ámbitos con cánones más bajos.






















