Apoyo del franquiciador, inteligencia colectiva y espíritu emprendedor: los franquiciados disponen de armas muy eficaces con las que resistir a la crisis. Esta ventaja ha sido confirmada por muchos de ellos, que se han adaptado rápidamente a la nueva situación impuesta por el Covid 19.
Según la 17ª encuesta anual sobre la franquicia Banque Populaire, realizada en colaboración con la Federación Francesa de Franquicias y Kantar, el 67% de los franquiciados cree haber capeado la crisis mejor que sus homólogos por cuenta propia. Esta tendencia se ve confirmada por los datos de la Federación Francesa de la Franquicia, que muestran una pérdida media de ventas de sólo el 5,8% en todas las redes. Este descenso está lejos de ser catastrófico, dada la situación económica en 2020, y es mucho menor que el registrado por los empresarios individuales o las redes de sucursales (-10% de las ventas para estas últimas). Frente a la crisis de Covid 19, la franquicia parece emerger como un modelo de resiliencia. ¿A qué se debe esta ventaja? La respuesta está en su propia esencia: la fuerza de la red y del colectivo.
El franquiciador, un capitán al timón
Como todos sabemos, “el pescado siempre se pudre por la cabeza”. Pero lo contrario también es cierto: es porque hay un capitán al timón por lo que el barco no se hunde en la tormenta. El apoyo del franquiciador suele ser la primera razón esgrimida por los franquiciados para explicar su resistencia a la crisis. También en este caso, las cifras no mienten: el 93% de los franquiciados afirman haber recibido apoyo de su franquiciador a lo largo de la crisis. Este apoyo, aunque necesario, no es una mera cuestión de amabilidad, ya que lo debe contractualmente el jefe de la red a sus franquiciados, a cambio de un canon.
En respuesta a Covid, los franquiciadores han redoblado sus esfuerzos para comunicarse eficazmente con su red. Más regular y apoyada por herramientas digitales, esta comunicación ha permitido a los franquiciadores tranquilizar, apoyar y formar a sus franquiciados en nuevos procesos diseñados para mantener sus puntos de venta en funcionamiento. El 91% de los franquiciados confirman que han recibido la visita de un responsable de la red al menos una vez. Con el apoyo del franquiciador, pudieron desarrollar nuevos servicios muy rápidamente para satisfacer las necesidades de sus clientes. Algunos franquiciadores también han proporcionado apoyo financiero o asistencia psicológica a franquiciados de los sectores más afectados por la crisis.
La red de franquicias: todos para uno, uno para todos
Aunque a los empresarios les gusta especialmente su independencia, ésta puede convertirse rápidamente en una enorme soledad ante la adversidad. Aquí es donde el modelo de franquicia resulta especialmente ventajoso. Como empresarios independientes y miembros de una red, los franquiciados no tienen por qué enfrentarse solos a las dificultades. “La fuerza de la franquicia es que une a la gente. Los franquiciados pueden llamarse unos a otros para saber cómo les va y qué están haciendo. Hay un intercambio de información tranquilizador, con gente que puede compararse en el mismo trabajo”, dice un franquiciador.
En medio de la confusión, los franquiciados pudieron contar con el apoyo y los buenos consejos de sus compañeros. La 17ª Encuesta Anual de Franquicias confirma que el 42% de los franquiciados han asistido con más frecuencia a reuniones de la red y han aumentado el número de intercambios entre ellos. Esta cifra se dispara en los sectores más afectados por la crisis, como el de cafés, hoteles y restaurantes (68%). Es una ventaja de la que no dispone el empresario individual, cuya responsabilidad es tranquilizar a sus empleados, pero que no tiene a nadie que le tranquilice a él.
Espíritu emprendedor: el pequeño extra que marca la diferencia
Con el apoyo de sus compañeros y el respaldo de su franquiciador, los franquiciados han capeado la crisis mejor que sus homólogos por su cuenta. Mejor aún, han demostrado ser más resistentes que las redes de sucursales. Las franquicias registraron una caída de las ventas del 10%, mientras que los franquiciados sólo perdieron un 5,8%. Podrías pensar, sin embargo, que los miembros de la sucursal habrían recibido el mismo apoyo de su empresa matriz que de sus colegas asignados a distintos puntos de venta.
Es sin duda el espíritu emprendedor lo que ha marcado la diferencia entre los franquiciados y los directores de sucursal, que son asalariados. Como empresarios ante todo, los franquiciados tienen ese pequeño extra que les permite ser más proactivos y creativos a la hora de mantener los vínculos con sus clientes e introducir métodos de distribución alternativos. De hecho, el 86% de ellos han tomado medidas concretas para adaptarse a la nueva situación impuesta por Covid. La gran mayoría de los franquiciados fueron capaces de adaptarse a la crisis colaborando con la central de la red, y porque tenían un interés mutuo en sobrevivir. Algunos incluso salieron adelante.