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La ley de Carlson: el impacto de las interrupciones en la productividad laboral

La loi de Carlson : l'impact des interruptions sur la productivité au travail 

¿Te interrumpe regularmente en el trabajo una notificación, un compañero o una llamada trivial? ¿Y luego es imposible continuar donde lo dejaste? No eres la única persona. Se ha teorizado sobre este fenómeno y se le ha dado un nombre: Ley de Carlson.


Todas estas interferencias, de duración variable, son una forma de interrupción. Pueden parecer inocentes, pero tienen un impacto en tu concentración y productividad. La Ley de Carlson se desarrolló a partir de este pensamiento. También conocida como “ley de las secuencias homogéneas”, se define así: “Una tarea realizada de forma continua requiere menos tiempo y energía que cuando se realiza en varias etapas “. ¿Cómo puedo alejarme de las distracciones? ¿Cómo puedes reducir la pérdida de tiempo? ¿Es posible superar las interrupciones para ahorrar más tiempo en las tareas?

La ley lleva el nombre de la economista sueca Sune Carlson. En los años 50, reflexionó sobre la repentina pérdida de concentración de los empleados. En su libro Executive Behaviour, describe la influencia de los factores perturbadores en el éxito de una misión. Señala que un ejecutivo es molestado de media cada 20 minutos en el trabajo. Continuó demostrando que una tarea realizada de forma continua, sin ninguna interrupción, requiere menos tiempo y energía que una realizada en varias etapas. El impacto en la productividad de los empleados es significativo. ¿Por qué? Se trata del esfuerzo adicional necesario para volver a centrarte en tu misión.

La ley se ha convertido en un concepto en el campo de la productividad y la gestión del tiempo. Hoy en día, su uso está orientado a mejorar tu eficacia en el trabajo. El entorno en el que vivimos hoy es complejo, con las nuevas tecnologías en su centro. Las solicitudes se han vuelto más frecuentes que antes. Entre correos electrónicos, llamadas y reuniones, tu lista de tareas pendientes es un caos y, sobre todo, parece interminable.

“¿Qué estaba haciendo?” Una pregunta que nos hacemos con demasiada frecuencia. Se tarda mucho tiempo en recuperar la concentración y centrarse en una tarea concreta. Según un estudio realizado por la Universidad de California, el cerebro tarda 23 minutos y 15 segundos en recuperar su nivel inicial de concentración tras un desmayo. La pérdida de tiempo causada por una interrupción es, en última instancia, mayor que la duración de la interrupción. Has perdido unos minutos debido a la llegada inesperada de tu colega, ¡pero también debido al tiempo que estás tardando en volver a trabajar en esta misión! Volver a concentrarte y pensar en un tema te hace perder tiempo y puede provocarte estrés, frustración y una mayor carga de trabajo.

Cada interrupción, por breve que sea, puede acumularse con otras. Cuidado, combatir la interrupción no significa suprimir las pausas. Siguen siendo esenciales para despejar la mente. Las interrupciones planteadas hoy son las involuntarias e imprevistas durante tu trabajo. Las pausas adecuadas y planificadas son muy recomendables y beneficiosas.

¿Quieres trabajar un tema de forma continua o por etapas? Carlson se ha decidido. Tienes que aprender a optimizar la gestión del tiempo. ¿El objetivo? Minimiza las interrupciones y fomenta el trabajo que rima con concentración y productividad. En ese momento, tu mente está concentrada en una sola cosa. Sin embargo, la concentración requiere condiciones favorables para manifestarse.

1. Las mejores condiciones de trabajo

Todo trabajo bien hecho empieza con una base sólida. Optimiza tu entorno de trabajo nada más llegar a la oficina. Tu espacio está ordenado, limpio y, en el mejor de los casos, libre de distracciones visuales y auditivas. Los auriculares también pueden convertirse en fieles aliados, al igual que un temporizador que te permite establecer un periodo asignado para cada misión.

2. Planificar tu jornada

Las primeras perturbaciones y las más fáciles de eliminar o reducir son las tareas rutinarias. Ritualiza las tareas que te quitan tiempo. Por ejemplo, los correos electrónicos. Consúltalos una o dos veces al día, a horas fijas por la mañana y al final de la tarde. Define una franja horaria para cada tarea de tu lista de tareas pendientes (¡utilizando el temporizador!). No olvides las pausas beneficiosas en este horario, para dar un descanso a tu cerebro. Planifica un momento en el que estés más abierto a la discusión.

3. Díselo a tus compañeros

No es fácil mandar a paseo a un colega… Para que todos respeten tu organización, además de a ti mismo, pon en la puerta, por ejemplo, el famoso cartel de “No molestar”. No olvides desactivar las notificaciones no esenciales de tu teléfono, ya que también cuentan. El objetivo es situarte en la mejor posición posible para dedicarte por completo a tus tareas prioritarias.

4. Evita la multitarea

El punto principal de esta ley es evitar dispersarte demasiado y realizar varias tareas al mismo tiempo. Siempre nos falta tiempo, pero debemos evitar la multitarea. Dedica tu energía, el tiempo que necesites y toda tu atención a cada proyecto a medida que avance. Un hecho innegable: tu eficacia y productividad en el trabajo dependen exclusivamente de tu fuerza de voluntad.

Optimizar tus condiciones de trabajo siguiendo esta ley puede eliminar muchos factores de estrés y reducir la pérdida de tiempo. Hoy en día, la concentración es una joya rara. Debes ser consciente de este exceso de solicitudes para adoptar una nueva disciplina y evitar perder mucho tiempo. Esta lista no es exhaustiva y debes adaptarla a tu actividad y entorno de trabajo. No dudes en pensar en la Ley de Carlson en cuanto llegues mañana a la oficina. Intenta entrenarte empezando con una prueba de dos horas, por ejemplo. Inténtalo de nuevo hasta que superes tu récord de concentración, ¡entonces pasa al siguiente nivel! Mejora de la calidad y la organización del trabajo, así como la mejora del bienestar son la clave.


(verificado por nuestro equipo editorial)

He aquí un resumen de cinco puntos del artículo sobre el tema: La ley de Carlson: interrupción frente a productividad.

Definición de la ley de Carlson: La ley de Carlson, desarrollada por la economista sueca Sune Carlson, afirma que una tarea realizada de forma continua requiere menos tiempo que una interrumpida. Las distracciones, habituales en el trabajo, dificultan la productividad al aumentar el tiempo que se tarda en recuperar la concentración.

El impacto negativo de las interrupciones: Un estudio de la Universidad de California revela que, tras una interrupción, se tarda una media de 23 minutos y 15 segundos en recuperar el nivel inicial de concentración profunda. Las interrupciones, aunque sean breves, se acumulan y provocan una importante pérdida de tiempo.

La importancia de las pausas planificadas: Aunque deben evitarse las interrupciones, es fundamental hacer pausas planificadas para despejar la mente. Las pausas auténticas son beneficiosas, a diferencia de las interrupciones inesperadas que provocan estrés y frustración.

Consejos prácticos para optimizar la productividad: vale la pena planificar las buenas prácticas. Por ejemplo, crear un entorno libre de distracciones visuales y auditivas. Limita la consulta por correo electrónico a momentos concretos y organiza franjas horarias para cada tarea.

Evita la multitarea: Para mejorar la productividad, evita dispersarte demasiado en varias tareas. Concéntrate en una tarea cada vez para mantener una eficacia óptima. Esto ayudará a reducir el estrés y promoverá un mejor ambiente de trabajo.

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