El éxito de una franquicia depende de muchos y muy diversos aspectos que van más allá de la solidez del propio modelo de negocio o de la marca, siendo una de las claves el vínculo que existe entre el franquiciador y los franquiciados. Aquí es donde entra en juego una figura clave: la del facilitador de red.
Es un rol muy importante y quien asegura la comunicación fluida, el respeto a los estándares establecidos y que todos los actores que forman parte estén alineados con el propósito común de mantener el concepto de la franquicia.
¿Qué hace un facilitador de red?
El facilitador de red actúa como puente entre el franquiciador —quien establece las reglas, los procesos y las metas de la franquicia— y los franquiciados —quienes operan los negocios individualmente—. Su función principal es garantizar que el modelo de negocio se implemente correctamente y que cada franquiciado cuente con el apoyo necesario para operar con éxito.
Es un papel que combina habilidades administrativas, operativas y de gestión de relaciones humanas. Por tanto, es una posición de gran responsabilidad y que influye directamente en el éxito del modelo de negocio. Estas son algunas de sus tareas principales:
- Asegura que los estándares de la marca se implementen, que las normas se cumplan y todos los protocolos de operación se respeten.
- Mantiene un diálogo activo con los franquiciados para resolver problemas operativos y coordinar esfuerzos.
- Gestiona procesos administrativos, como pagos a proveedores, control de gastos, contratación de personal y supervisión de nóminas.
- Hace un seguimiento operativo de las ventas, identifica oportunidades de mejora y proporciona herramientas para optimizar los resultados.
Así es el día a día de un facilitador de red
Frida González ejerce este rol administrativo y operativo en una red de franquicias. Tal y como nos ha contado, esta posición requiere un equilibrio entre la gestión administrativa y operativa; aunque ambas áreas son fundamentales, señala que el 80% del trabajo recae en la parte operativa, que implica conocer a fondo a las personas, los procesos y las necesidades de los franquiciados.
“La parte operativa es el 80% de todo el trabajo, en el que, si tú conoces todo el terreno de tu operación, si tú realmente te empapas de todo, tienes ganada la gestión de una franquicia. Eso te da las bases para saber en lo que inviertes, en lo que gastas. Lo más importante es saber cómo vas a manejar a un equipo, empiezas a conocer a cada una de las personas que van a componer tu equipo y te va a llevar a estar mejor preparado. En la parte operativa tienes mayor contacto con el franquiciado”, explica.
Además, destaca que el papel del facilitador también pasa por ser el primer contacto para resolver problemas logísticos, como retrasos en la entrega de insumos, y garantizar el cumplimiento de las auditorías y los estándares de la marca.
Mantiene la coherencia en el modelo de negocio, construye relaciones sólidas basadas en la confianza y en el apoyo mutuo. Como ella misma nos cuenta, está “en contacto al 100% con el franquiciado, porque manejamos todos los productos que el franquiciado nos proporciona”.
“Obviamente, como franquicia, tenemos que pasar ciertos procesos en los que la marca nos mantiene al tanto, informados, pasar auditorías en tiendas, etc”, añade.
También se encarga de que ambas partes cumplan con el contrato, porque un franquiciado solo podría rescindirlo si el franquiciador incumple alguna cláusula.
“El franquiciado respeta cada proceso y nosotros, como franquicia, debemos respetar la marca, tener los insumos adecuados y correctos, el reglamento, los protocolos de venta y las auditorías al 100%. Si llegas a incumplir cada proceso, entonces el franquiciado puede anular el contrato”, explica para cerrar.
Por tanto, el facilitador de red, además de tener un papel operativo o administrativo, es un rol estratégico que influye muchísimo en el éxito de la red de franquicias.