Convertirse en franquiciado: 8 palabras clave que debes conocer para empezar

convertirse en franquiciado 8 palabras clave esenciales para empezar

Canon de entrada, DIP, royalties, contribución personal… Como futuro franquiciado, habrás visto estas palabras ir y venir sin comprenderlas siempre del todo. Pero, ¿qué significa toda esta jerga? ¿Cuáles son los términos que debes conocer antes de convertirte en franquiciado? Te ayudaremos a darle sentido a todo.


Para empezar con buen pie, aquí tienes ocho palabras clave que te ayudarán a entender y construir tu proyecto de franquicia. A menudo volverán a ti en el camino hacia la apertura de tu negocio.

En primer lugar, tenemos que saber de qué estamos hablando. Para ello, el primer paso es situar el contrato de franquicia en su contexto y definir qué es el comercio organizado.

El comercio organizado se refiere a todo tipo de comercio en red formado por empresas jurídica y financieramente independientes. Las franquicias, las cooperativas, las concesiones y las licencias de marca son todos ellos tipos de empresas organizadas. Se diferencian de la distribución integrada, que define a las marcas que operan en una red de puntos de venta de los que son propietarias. Son filiales o sucursales dirigidas por empleados de la empresa matriz o por directivos.

También conocido con el exótico nombre de canon inicial a tanto alzado, el canon de entrada es la cantidad que los futuros franquiciados tienen que pagar cuando se unen a la red. El importe varía en función de la empresa, su reputación y las herramientas que puede poner a disposición del franquiciado.

Establecido en el Documento de Información Precontractual, el canon de entrada cubre los gastos de acondicionamiento del local, la formación inicial y cualquier otro gasto necesario para la instalación del franquiciado. Dependiendo de la marca, esta tasa puede variar entre 5.000 y 35.000 euros.

Aunque se unan a una red y se beneficien del apoyo del franquiciador, los franquiciados siguen siendo independientes. Por tanto, les corresponde a ellos financiar la inversión total necesaria para crear su empresa. La compra de locales, la ubicación y la creación de existencias son elementos para los que el franquiciado necesitará disponer de fondos propios suficientes. Es un presupuesto que a menudo no pueden permitirse por sí mismos, y para el que solicitan un préstamo al banco.

Para garantizar la solidez financiera del futuro franquiciado, el responsable de la red puede exigir una aportación personal mínima. Esta cantidad fluctúa en función del negocio, ya que algunos requieren menos inversión al inicio. Es el caso, por ejemplo, de los sectores empresariales que no requieren la creación de existencias.

El contrato de franquicia es un compromiso en el que todos ganan. A cambio de los conocimientos, la reputación, la gestión y la asistencia de la red, el franquiciado paga a la red un canon conocido como royalty. Puede ser una cantidad fija o un porcentaje de las ventas, en cuyo caso se conoce como derechos de autor. Según la marca, este porcentaje puede variar entre el 1% y el 12%.

A veces, el minorista puede pedir una cuota de publicidad a cambio de actividades de comunicación y promoción en los distintos puntos de venta. Un pequeño detalle: este canon sólo puede ser utilizado por el franquiciador para promocionar la marca. Por tanto, los franquiciados tienen derecho a preguntar a su jefe de red cómo se gastará este dinero.

¿Estás preparado para lanzar tu proyecto y firmar tu contrato de franquicia? Pero antes de que puedas finalizar esta última etapa, necesitas la clave: el DIP. Este documento debe ser enviado por el franquiciador al futuro franquiciado al menos veinte días antes de la firma del contrato.

Hecho obligatorio el 31 de diciembre de 1989 por la Ley Doubin, el DIP contiene información clave sobre la marca a la que se va a unir el franquiciado. Esto significa que pueden comprometerse con pleno conocimiento de causa e iniciar su nueva asociación con confianza. Entre la información facilitada en el DIP, el futuro afiliado encontrará: una presentación de la empresa, su dirección y su red, una presentación del mercado, los resultados de la empresa y, por supuesto, las cláusulas del contrato.

31 de diciembre de 1989: la Ley Doubin define una serie de normas y obligaciones que debe cumplir “toda empresa que ponga a disposición de terceros su nombre comercial, marca o signo”. Las franquicias que entran dentro de esta descripción están sujetas a esta ley, que garantiza al futuro afiliado cierto grado de transparencia en el proceso precontractual.

Entre otras cosas, esta ley introduce la obligación de proporcionar un documento de información precontractual antes de firmar el contrato. El contenido del DIP se establece en el decreto de aplicación de 4 de abril de 1991.

No estamos hablando de textos sagrados, aunque no estamos lejos de ellos. Más conocido como manual de funcionamiento, este registro confidencial contiene toda la información relativa al saber hacer del franquiciador. Todo lo que los franquiciados necesitan saber sobre la gestión de su negocio se enumera con gran detalle.

¿Cuáles son los procedimientos de venta? ¿Cómo repartes las tareas entre el personal? El manual de funcionamiento proporciona al franquiciado todos los conocimientos, habilidades y trucos probados del franquiciador para ayudarle a crecer.

Mientras sean jurídicamente independientes y actúen bajo su exclusiva responsabilidad, los profesionales pueden considerarse empresarios.

Por tanto, si eres autónomo o microempresario, propietario de una empresa, fundador de una start-up, artesano, profesional autónomo, tendero, agricultor o franquiciado, obtendrás automáticamente el codiciado título deemprendedor. Este último no es un empleado, sino que actúa con total independencia y no está subordinado a nadie.

Esto significa que te corresponde a ti organizar tu trabajo, fijar tus precios y elegir a tus proveedores y clientes. Si montas un negocio franquiciado, también dependerá del empresario, y no del franquiciador, financiar todo el proyecto.

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