Gestionar bien a través del ikigai

Goed managen door ikigai

Ejecutivos y directivos, ¿habéis oído hablar alguna vez del ikigai? Este concepto japonés bien podría cambiar tu forma de entender y dirigir a tus empleados.


Hay una conciencia creciente entre los empleados que buscan un sentido a su trabajo. ¿Soy realmente feliz en el trabajo? ¿Soy feliz con mi vida actual? ¿Qué cambiaría para estar realmente satisfecho? La noción de ikigai responde a estas preguntas. Te lo explicaremos.

¿Qué es Ikigai?

Ikigai es una palabra japonesa que significa “razón de ser”. Este concepto fue popularizado en Occidente en la década de 1970 por el profesor Akihiro Hasegawa, psiquiatra y destacado investigador del concepto de ikigai. Para él, ikigai es “el sentimiento de que estamos vivos aquí y ahora, y la conciencia individual que nos impulsa a sobrevivir”.

Conseguir el ikigai requiere que reflexionemos sobre nosotros mismos. Según el profesor Hasegawa, el ikigai se divide en cuatro partes. La primera se refiere a lo que nos gusta hacer: nuestros gustos, nuestros intereses. La segunda parte se centra en lo que sabemos hacer bien: nuestros talentos, nuestros conocimientos y nuestras habilidades. A continuación, tienes que pensar por qué se te puede pagar: qué competencias podrían ponerse a disposición de una empresa para recibir a cambio una remuneración. Finalmente, la última parte trata de lo que el mundo necesita: qué valor añadimos al mundo.

Cuando juntas todos estos elementos, obtienes ikigai. Es el ensamblaje de todas estas partes lo que les permite florecer, y no sólo la suma de dos de ellas, que representa los cimientos. Por ejemplo, si haces un trabajo que te encanta y se te da bien, eso se llama pasión. Si haces algo que amas y que el mundo necesita, eso es una misión. Una vocación, en cambio, representa un trabajo que el mundo necesita y por el que puedes ser remunerado. Finalmente, el último fundamento, la profesión, representa algo en lo que eres bueno y por lo que puedes esperar que te paguen. Sólo estarás en ikigai si tienes un trabajo que te gusta, en el que eres bueno, por el que te pagan y que es útil para el mundo.

Ikigai es un concepto muy personal. Por eso no tiene sentido compararse con los demás: tienes que pensar por ti mismo. Es más, el ikigai nunca se adquiere realmente. Pasiones, habilidades, conocimientos: todas estas cosas cambian a lo largo de la vida, por lo que el ikigai evoluciona constantemente.

Ikigai: una palanca de gestión

Si el ikigai permite a cada individuo encontrar su realización personal, los directores y gerentes de empresa tienen todas las de ganar si lo buscan y lo identifican en su personal. He aquí algunas razones por las que el concepto funcionará para todos.

En primer lugar, el ikigai nos permite centrarnos en nuestros puntos fuertes individuales. Esta iniciativa tiene dos objetivos: en primer lugar, dar a conocer los puntos fuertes y la experiencia de cada persona y permitirles hacer un buen uso de ellos en beneficio del grupo. Es más fácil y agradable trabajar en una empresa cuando todo el mundo conoce sus habilidades y sabe cómo ponerlas en práctica. El entusiasmo y las propuestas estarán en el orden del día más a menudo.

Ikigai también anima a un equipo a complementarse. Eso es lo que permite alcanzar el equilibrio adecuado. Este trabajo colectivo conduce naturalmente a un mejor rendimiento, dentro del equipo y, por tanto, para la empresa.

Por último, pero no por ello menos importante, motivar y retener a los empleados no es tarea fácil. Sacar a la luz el ikigai de tus empleados, e identificarlo, significa cuidar de su bienestar. Significa evitar el burn out, el aburrimiento y el brown out. Puesto que, en teoría, el ikigai es el equilibrio perfecto entre pasión, vocación, misión y vocación, es más difícil sufrir estas patologías. Ikigai da un mayor significado al trabajo de todos.

¿Cómo puedo ayudar a mis empleados a alcanzar su ikigai?

¿Cómo puedes identificar o hacer aflorar el ikigai en tus empleados? El primer paso sería expresar claramente las misiones, valores y objetivos de la empresa. Sin esto, es difícil para los empleados proyectarse y posicionarse dentro de la organización. Luego depende de la empresa animar a cada individuo a que se tome el tiempo necesario para reflexionar y hacerse las preguntas adecuadas. Este trabajo es personal y requiere mucha reflexión. Es importante que todos comprendan los beneficios personales y profesionales que pueden derivarse de esta reflexión. Se pueden crear talleres o cursos de formación dentro de la empresa para guiar a los empleados en su introspección.

Luego, una vez que cada uno ha podido identificar dónde se encuentra su ikigai, es más fácil asignar a cada persona las funciones y misiones que le corresponden para acercarse a él. No olvides que el ikigai es una herramienta de creación de equipos. Las diferencias que puedan surgir de la introspección de cada uno son fuente de diálogo entre colegas. Por eso, utilizar el ikigai puede ayudar a resolver un problema colectivo. Para conseguirlo, conviene fijar no sólo el objetivo común, sino también los pasos necesarios para llegar a él. De este modo, todos los empleados tienen una visión de conjunto y comprenden su posición dentro del proyecto.

Es importante comprender que el ikigai es una forma de gestión en sí misma. Los directivos tienen que escuchar a sus equipos y conocer a cada individuo. No estamos hablando necesariamente sólo del trabajo, sino de la vida cotidiana. Un directivo escucha atentamente los debates durante las pausas para comer, las pausas para el café y las sesiones después del trabajo. De este modo, comprenden el sistema de valores, las pasiones y las motivaciones de cada persona.

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