Actualidad propuesta por l’Orange bleue.

Invertir millones, tener una marca personal reconocida, rodearse de buenos socios… y aun así no despegar. Parece paradójico, pero es el caso de Nine Fitness, la cadena de gimnasios impulsada por el exfutbolista Fernando Torres. A pesar del respaldo económico y mediático, la empresa acumula más de 1,3 millones en pérdidas desde su creación. Y mientras tanto, en el mismo mercado, modelos con menos glamour pero más método demuestran que hay una forma más inteligente de emprender: la franquicia bien estructurada.
El caso Nine Fitness: cuando la notoriedad no se traduce en rentabilidad
Cuatro centros operativos, una expansión pausada, y una necesidad recurrente de ampliar capital. A pesar de su ambición y del tirón de su fundador, Nine Fitness aún no ha alcanzado el equilibrio financiero. Como apuntan varios analistas del sector, su modelo carece de escalabilidad y estandarización, y se enfrenta a una competencia feroz en los extremos del mercado: las cadenas low-cost por un lado, y los boutiques especializados por otro.
¿Y si la solución estuviera en adoptar un modelo de franquicia? ¿Uno con procesos validados, imagen de marca homogénea, y soporte continuo para crecer de forma sostenible?
La licencia de marca como músculo silencioso: la propuesta de l’Orange bleue
A menudo, los modelos más eficaces no son los más llamativos. l’Orange bleue, con más de 30 años de experiencia en el sector del fitness en Francia, demuestra que el verdadero motor del crecimiento es la replicabilidad del éxito, no la inversión puntual.
- Más de 400 clubes operativos en Francia.
- Presencia ya consolidada en Barcelona, Castellón, Valencia y Madrid (4 clubes).
- Metodología deportiva validada por expertos y accesible para todos los públicos.
- Acceso multiclub incluido en todas las suscripciones (España, Francia y próximamente Portugal), sin costes ocultos ni barreras.
Este modelo no sólo reduce el riesgo para el inversor, sino que permite centrar el esfuerzo en la gestión del día a día, con soporte constante desde la central, y una marca reconocida que respalda cada apertura.
Marca ≠ logotipo: construir percepción con coherencia
Lo que l’Orange bleue enseña es que la marca no se construye con inversión en publicidad, sino con experiencia del cliente, replicabilidad y marketing interno eficaz. Tener una visión clara del posicionamiento, y hacer que cada cliente perciba ese valor, es más importante que cualquier campaña mediática.
¿La diferencia clave? Mientras algunos apuestan por el nombre propio, otros construyen redes sólidas. Y es en esa red donde se genera valor real, retorno sostenible y expansión constante.
Conclusión: ¿y si el futuro del fitness no lo lideran las estrellas, sino los sistemas?
Quizá Fernando Torres debería mirar más allá del logo y la inversión. Porque como demuestra l’Orange bleue, lo que genera resultados no es cuánto inviertes, sino cómo estructuras y haces escalar ese modelo.
¿Y si la próxima historia de éxito en el fitness no la protagoniza un exdeportista… sino tú, con el modelo adecuado?